Un cuerpo, un hombre duro,
grande y fuerte un bello animal. Tan animal como yo, que lo deseo.
Lo deseo poseer, hacerlo mío.
Quiero que me responda cuando lo toco como responde un
instrumento al músico, como responde el mármol al escultor.
Necesito sentirlo vivo, vibrando, cercano, necesito nutrirme
de su fuerza.
El dolor, el placer serán momentos que es preciso transitar
para calmar el ansia y encontrar la paz momentánea.
Tanto lo deseo que me es indispensable despertarle el deseo
oculto, su necesidad y su hambre de ser poseído, su fuego.
Se ha convertido en una cuerda tensa de violín,
lista para ser acariciada y rasgada
tocaré una melodía dolorosa y placentera.
Fragmento de texto extraido del blog: http://deseoplacerdolor.blogspot.com.es/