Leo en un artículo de prensa de la edición de hoy del periódico Levante:
Comenta Bernal-Triviño que “ A menudo, cuando hay un asesinato machista,
muchos compañeros se quedan con la boca pequeña, pero cuando hablas de machismo
estructural responden de forma inmediata con ese ’no todos los hombres…’”. ¿Por
qué se sienten interpelados? ¿Por qué se ofenden?, se pregunta. “Por supuesto –añade-
que no todos los hombres son violentos ni maltratadores, pero sí es cierto que
los agresores son varones, lo que denota que existe un problema con la
deshumanización de las mujeres y la normalización de la violencia”. Así,
asegura Bernal-Triviño, mientras muchos persistan en presentarse “como meros
espectadores del drama, seguirán siendo parte del problema”.
Las 10 mentiras del rodillo machista. Levante, domingo 20 de octubre de
2019.
Y aprovecho estas palabras para presentar una exposición colectiva donde
participo con un cuadro.
“Amb els ulls d’Artemísia”: artista, feminista i lliure. Exposició
col·lectiva. Casa Alós. Alzira. Del 16 al 24 de noviembre.
El texto me viene muy bien para presentar mi cuadro: Maldito acoso, maldita
complicidad.
Soy el único hombre que participa en la exposición, el resto de compañeras
de caballete son mujeres. Cuando se me presentó la oportunidad de participar
acepté sin saber muy bien cómo mostraría a la sociedad mi visión de Artemisia. El
trabajo aparentemente no era complejo, simplemente con una interpretación de un
cuadro de Artemisia sería suficiente. Pero, como siempre, investigué sobre la
obra de Artemisia, sobre su vida y sobre la violencia de género, pues el cuadro
que escogí fue “Susana y los ancianos”. Me pareció la mejor manera de echar un
cable a las mujeres. Hablar… pero no a
ellas sino a mis compañeros los hombres, hablar y situarme del lado de las
mujeres y decir a mis compañeros que hagan lo mismo, que no callen, que no rían
chistes machistas, que no toquen sin consentimiento. No estoy hablándoles de
violencia, no quiero llamarles violentos, pero muchas veces somos callados
espectadores cuando no lo debemos ser, somos cómplices de lo que les está
ocurriendo.
La complicidad ante las actitudes machistas pero también homófobas,
xenófobas,… creo en el arte que invade la conciencia, nos sacude, nos abre los
ojos, nos muestra la realidad y rompe
normas y reglas.
Maldito acoso, maldita complicidad. Oleo sobre contraxapado montado en bastidor. 130x 100cm.