Aunque hayamos destruido sus estatuas,
aunque los hayamos sacado de sus templos,
los dioses no han muerto por ello, en absoluto.
Oh tierra jónica, es a ti a quien ellos aún aman,
es a ti a quien sus almas aún recuerdan.
Cuando la mañana de agosto se alza sobre ti
un vigor de su vida se mueve a través de tu aire;
y de vez en cuando una figura de juventud etérea,
indistinta, con paso rápido,
cruza por sobre tus cerros.