El tema representado por Velázquez es el inicio de la fábula.
Tradicionalmente, se indica que es el momento en que Apolo, como “Sol que todo
lo ve”, da cuenta a Vulcano de la acción de Venus y Marte. Camon Aznar [6]
recuerda que, según Homero, no fue Apolo sino el dios Sol el que se lo comunica
y que Apolo sólo aparece cuando éstos están presos en la red, acompañado del resto
del Olimpo. Pero más tarde, Febo o el Sol se identifica con Apolo y en este
cuadro el personaje tiene ese doble rostro de la poesía, con su corona de
laurel, y de astro rey, que descubre lo oculto con su luz. Pero Camón Aznar
llega más lejos al afirmar que el momento representado, no es en el que Apolo
le cuenta la infidelidad de su esposa, sino el momento de asombro ante la
aparición de éste en aquel lugar. “Hefesto y los cabiros se hallan unánimes en
el pasmo. Han suspendido su labor y levantan la cabeza preparándose a escuchar.
La flexión del torso de este dios no es efecto de su indignación, sino de su
cojera del pie derecho. No se ha limpiado aún el sudor. Y uno de los ayudantes
sigue forjando la armadura.”