Estoy feliz, mucho.
Se que me queda muchísimo camino que recorrer para conseguir lo que quiero. Se que no es un camino fácil, me exiguirá mucho esfuerzo, tiempo, dedicación y sacrificio. Podria haber escogido un caminito más facilón y resultón, pero no. Quiero el buen camino del realismo.
Quiero pintar realismo, necesito aprender. A pesar de tener la licenciatura de bellas artes, no me sirvieron de mucho los estudios, no se pintar porque no supe escojer el camino correcto.
Este bodegón con tomate es un pequeño estudio que he tenido la suerte de pintar en el workshop de pintura realista que ha realizado Miguel Angel Moya en Denia el pasado fin de semana.
Es un simple bodegón y seguramente cargado de errores que el tiempo me hará ver, pero para mí es el tomate más bien pintado que he hecho. Orgulloso del tomate, apesar de que costó e incluso en algunos momentos me llevó a la desesperación. Pero lo importante que quiero decir no es la pintura del tomate, es el aprendizaje y el maestro que lo ha facilitado, se lo que es ser profesor y se lo que es dar. Se necesita dar principios y tecnicas; aprendidos, heredados, custodiados. Se necesita correjir firmemente pero mejor si es con empatia hacia el alumno. Se necesita trabajar codo con codo pero cada uno, profesor-alumno, en su lugar. Se necesita conseguir armonia entre las personas, entre los alumnos. Y sin dudar diré que mi tomate es lo que es gracias a Miguel Angel, mi maestro, que a partir de hoy soy un poco de Miguel Angel. Que mi pintura va a cambiar, es lo que quiero. Y que algo le debo al maestro. Mi admiración y mi cariño para tí Miguel Angel. Gracias.
Estoy feliz.