De les taules grans m'agrada el toc sadomasoquiste que té el Deu amb l'arnés de cuir.
Cuando después de mucho tiempo sentimos el filo de dientes
en esos pezones recién humedecidos, cuando aprietan y lentamente van ejerciendo
presión, cuando esa presión alcanza el límite y sabemos que podemos ser
devorados a dolorosos mordiscos...
un rayo nos atraviesa todo el cuerpo...
y entonces, en ese momento, todo comienza de nuevo.