Sémele, filla del rei Cadmo de Tebas, mare de Dionís- Baco.

Es aquest blog sobre pintura i escultura. Però… mitològica, pagana. És un món antic, clàssic, fantàstic, personal en el que vos vull endinsar fins on arriben els límits de la imaginació i contemporitzar-lo. És un espai per compartir amb vosaltres imatges bellíssimes del cos humà, perquè així ho feien els grecs.


diumenge, 9 de setembre del 2012


El primer y gran Amor del dios fue Ampelo... Era un joven hijo de un sátiro y una ninfa.
Una versión dice que Dioniso le regaló una vid que, colgada de un olmo, estaba cargada de uvas. Tratando de tomar un racimo, Ampelo se mató y el dios lo envió al cielo como la estrella Vendimidador (en la constelación de Virgo).
Pero hay otra versión mucho más bella, la da Norberto Calasso en “Las Bodas de Cadmo y Harmonía”, tomada de Nono:
Nos cuenta que Ampelo fue un bello joven a quien amo el dios más que a nadie. Solo con él compartía los juegos y la lucha; Dioniso, siempre lo dejaba vencer. Ampelo aprendía del dios, a vestir y a tratar familiarmente a las fieras. El dios le previno, “solo cuídate de los cuernos del toro”.
Dicen que Ampelo, solía tocar la flauta y lo hacia pésimamente, pero Dioniso lo alentaba porque, en tanto Ampelo tocaba, él se deleitaba mirándolo.
Pero la advertencia del dios le resultaba incomprensible. Un día encontró un toro sediento entre las rocas, el animal bebió y se dirigió hacia el joven. Ampelo, le acarició los cuernos y decidió montarlo... Desde arriba Selene lo veía todo y, celosa, vaya a saber por qué, le envió un tábano. El toro entonces comenzó a galopar, Ampelo ya no podía controlarlo. En la última sacudida el joven cayó al suelo. Se escuchó el ruido del cuello al romperse... el toro lo arrastró por un cuerno que se hundía en la carne. Dioniso lo descubrió ensangrentado, en el polvo. Los sátiros comenzaron los lamentos; Dioniso era un dios, no podía llorar y por ser inmortal no podía seguir a Ampelo al Hades. Dioniso lloraba por Ampelo, esto cambiaba su naturaleza y la naturaleza del mundo.
En ese momento, dicen, Las Horas se apresuraron a leer las tablas de Harmonía, donde estaban tallados los acontecimientos del mundo. Las Horas contemplaban la cuarta tabla... se veía a Ganímedes con una copa en la mano: Ampelo sé convertiría en vid.” Aquel que había aportado el llanto al dios que no llora aportaría también delicia al mundo. Entonces Dioniso se recuperó.”

La uva nació del bello cuerpo de Ampelo.” Ningún otro dios, ni siquiera Atenea con su sobrio olivo, tampoco Deméter con su pan tonificante, tenían en su poder algo que se aproximara a aquel licor. Era lo que justamente le faltaba a la vida, lo que la vida estaba esperando: la ebriedad.” 






También es posible que esos ardidos buscadores
de belleza, acechadores del minuto hermoso de la juventud,
también es posible que ellos no sepan amar, sin más.
La infancia, siempre. Un oscuro, herido daño primordial,
cierto, pero (incapaces de darse, egoístas, medrosos,
íntimamente cubiertos de sangre) no saben amar...
Buscan entonces con sed la gloria adolescente del
leopardo, el muchacho de Maratón, el dorio atleta suave
como los rubios aqueos, u oscuro como los coptos
que servían vino y miel... Noche tras noche, la búsqueda
no cesa y el Todo se desmiga en multitud...
¡Con lo hermoso que es compartir la vida en amor,
ver dormir, cansado del amor, a tu buen amigo feliz!.
¡Desdichados estetas, agonizantes mendigos de una luz!

Antonio Luis de Villena (España, 1951- )

Quantes coses compartim aquells que ens dediquem a l'Art en totes les seues vesants.

_____________Without Contraries is no progression. […]
_____________Reason and Energy […]
_____________are necessary to Human existence.
____________________________WILLIAM BLAKE

Haber llegado aquí (agencia de viajes,
aeropuertos, autobús, otros turistas,
madrugar, hacer colas)
para ver este emblema delicado
de mi vida, minutos
detenerme
y sentir mi absoluta soledad cultural
ahora, y la dulzura
de aquello. Sus residuos. Este vaso ateniense
en el que Apolo tiende a Dioniso la mano
sellando la alianza entre lenguaje y éxtasis.

Juan Antonio González Iglesias (España, 1964- )