Sémele, filla del rei Cadmo de Tebas, mare de Dionís- Baco.

Es aquest blog sobre pintura i escultura. Però… mitològica, pagana. És un món antic, clàssic, fantàstic, personal en el que vos vull endinsar fins on arriben els límits de la imaginació i contemporitzar-lo. És un espai per compartir amb vosaltres imatges bellíssimes del cos humà, perquè així ho feien els grecs.


diumenge, 9 de novembre del 2014

ací teniu a hephesto!



La força pressa
la passió erògena
la pulsió
el bategar del cor al pit
l'escalfor de la sang

ací teniu a hephesto!


Kurade. 40x 60 cm. Oli sobre fusta. Sémele 2014


Com sotmetre a hephesto? nugant-lo
Perquè sotmetre-lo? Per retindre-li la força, per tindre'l de pasiu.

La passivitat és una recompensa, un triomf

Ahora lo tienes a tu merced, todo su cuerpo es tuyo para explorarlo,
para descubrir e investigar esas partes que siempre has querido tener a tu capricho y nunca te has atrevido.
Puedes acariciarlo y excitarlo como gustes.
Por supuesto puedes maltratarlo y hacerlo sufrir.
Él no puede hacer nada.
Eres totalmente su dueño.
Hazle sentir que tú eres, el dueño de su dolor y también de su placer.





¿Por qué resulta erótico inmovilizar o restringir el movimiento? Para la persona atada, el efecto es en parte físico: la presión de las cuerdas sobre puntos sensibles y zonas erógenas, el roce que puede ser suave o áspero según el tipo de cuerda. Los efectos psicológicos son potentísimos y a veces contradictorios: el chorro de adrenalina al sentirse indefenso y a la merced del atador, frente a la relajación y confianza de saberse en buenas manos y poder librarse de toda responsabilidad y vergüenza, atar fuertemente es abrazar. Las cuerdas se convierten en una extensión de los dedos del atador.

El establecimiento de una comunicación fluida entre atador y atado convierte una sesión de shibari en un cruce entre baile intenso y pelea de artes marciales…  Entra también en juego el aspecto estético: la disposición de las cuerdas realzando y subrayando las formas de la persona atada, la contorsión erótica de los cuerpos, las posturas tanto expuestas como recogidas, tensas o relajadas. La expresión de la cara de la persona atada suele ser clave en las fotografías de shibari: crea un instante potente y significativo.

¿Y qué hace el atador cuando tiene a la “víctima” a su merced? ¿La azota? ¿La acaricia? ¿La fotografía? Pues todo, parte o nada de lo anterior, dependiendo de la relación existente entre ambos (tan ligera como atador/modelo fotográfico o tan profunda como pareja habitual). Cada tipo de interacción tendrá su propia energía artística y vital.

Publicat a la web: Jot Down. Contemporary culture mag. Article: Shibari, el arte japonés de la atadura eròtica.